¿Merece la pena comprar un diesel en 2020?

Esta será, sin duda, la pregunta estrella de todos aquellos que se plantean comprar un vehículo diesel durante el año 2020. Para poder hacer un desarrollo adecuado de esta idea, conviene que revisemos los acontecimientos que nos han llevado a plantearnos esta pregunta.

Hace tres años, la compañía automovilística Volkswagen se veía implicada en uno de los mayores escándalos relacionados con la falsificación de las emisiones contaminantes de sus vehículos diesel. Fuera el verdadero detonante o no, puso en la línea de fuego a este combustible. Mas tarde se enfrentaría a las mayores críticas acerca de su eficiencia y limpieza.

Poco después, desde la central del gobierno Europeo en Bruselas se empezaron a gestar medidas para evitar la circulación de vehículos diesel. Afecto a grandes ciudades y ante escenarios de alta contaminación puntual. Rápidamente países como España adoptaron las medidas en ciudades como Madrid. Se han hecho famosas las pegatinas que categorizan a los vehículos en base a su eficiencia contaminante. Estas pueden suponer restricciones a la circulación en base a la contaminación, por determinados periodos de tiempo.

Desde principios de 2018, en la mayoría de los países de la Unión Europea, se inició una guerra sin precedentes por parte de los gobiernos contra el combustible diésel. Esté o no justificada, sin duda ha generado unas reacciones a nivel legislativo y a nivel social. Esto nos lleva a plantearnos si realmente es una buena decisión adquirir un vehículo diesel actualmente.

Algunas de las declaraciones famosas por parte de gobiernos y que sin duda han puesto en alerta, tanto a consumidores, como a fabricantes, han sido aquellas como: los motores diésel tienen «los días contados», citada por una ministra española, o la propuesta de subidas de impuestos para los vehículos diesel ante una inminente retirada de beneficios fiscales que mantiene este combustible.

 

 

¿Contamina más un vehículo diésel que uno de gasolina?

No es una sencilla respuesta, dado que a día de hoy, debido a las duras leyes anti-contaminación a la que se tienen que someter los vehículos, ha hecho que la optimización de los vehículos diesel sea mayúscula. La mayoría de los motores diesel actuales que se producen para el mercado europeo tienen unas emisiones en términos de CO2, similares a las de los vehículos de gasolina (en ocasiones menores), y en terminos de NOx fijado en un limite de 20mg mas por kilómetro recorrido.

El gran problema viene por que, históricamente, los vehículos diesel en líneas generales, si han sido más contaminantes que sus homólogos en gasolina, y países como España tienen un parque automovilístico actual eclipsado casi en su totalidad por vehículos diesel, lo que supone un gran problema en términos de emisiones.

Para la DGT, cualquier vehículo diésel anterior a 2006 (norma EURO 3) es considerado un vehículo no eficiente a nivel de emisiones. La guerra está declarada contra los vehículos anteriores a esa fecha. Esto probablemente nos lleva a una de las primeras respuestas: Comprar un vehículo diésel de segunda mano anterior a 2006 viviendo cerca de núcleos de población grandes como Madrid, Barcelona y otras ciudades podría no ser una buena decisión en líneas generales ya que las prohibiciones podrían extenderse. Se han de valorar, aun así, detalles como si necesitaremos circular por el interior de la ciudad por motivos laborales, por ejemplo.

¿Perderá valor mi vehículo diesel?

Indudablemente, y basándonos en el razonamiento anterior, el valor de los vehículos diesel está descendiendo muy rápidamente. Los gobiernos anuncian medidas de tipo fiscal que afectan a los vehículos mas modernos también. La devaluación podría ser un argumento de peso para muchos compradores para valorar alternativas. Algunos informes indican que durante el ejercicio 2018 ha descendido la venta de vehículos diesel en más de un 5%. La regla es simple: A menor demanda, menor valor.

Esto no quiere decir en ningún caso que un vehículo diésel actual no sea a día de hoy un modo de transporte 100% adecuado. Pero si nos fijamos en las métricas, ante la tendencia al aumento de compra de vehículos con combustibles alternativos, su atractivo de venta tanto nuevo como en el mercado de segunda mano es menor, y por lo tanto, es peor inversión.

 

 

Alarma social, un factor que afecta al negocio

Para aquellos más interesados en este asunto, ha quedado bastante claro por medio de multitud de medios especializados que el problema no es directamente la contaminación de los vehículos diesel más modernos. Sin embargo, la alarma social provocada por gobiernos, medios de comunicación, y escándalos judiciales ha situado la popularidad de este combustible en uno de los peores momentos de los años recientes.

Es de esperar pues, el aumento de impuestos relacionados con estos vehículos. El endurecimiento de normas contaminación. Y como no, una previsible subida del precio de los carburantes diesel a medio plazo. Así pues, este justificado o no en términos de eficiencia contaminante, el impacto real sobre el negocio del automovilismo será importante para los vehículos diesel a corto plazo.

¿Que decisión tomar?

En opinión de la redacción de mecanico.net, nasaríamos nuestra decisión en dos conceptos:

  • Cercanía a grandes núcleos urbanos: Es previsible que las grandes ciudades vayan adoptando medidas anti-contaminación, en la que ciertos vehículos tengan restringido la circulación en determinados picos de contaminación atmosférica. Esta medida afecta fuertemente a los vehículos diesel menos modernos, pero también afecta en cierta manera a los vehículos de combustión más modernos. Los claros beneficiados de estas medidas son los vehículos eco, híbridos con combustibles alternativos como GLP o GNC, o híbridos con motor eléctrico, enchufable o no.
  • Inversión a largo plazo: Si nos planteamos la compra de un vehículo con la finalidad de amortizarlo durante muchos años, sin duda, la opción diésel no parece la más adecuada. La parte social que rodea a la legislación de estos vehículos está cambiando rápidamente, la rápida entrada en el sector de vehículos híbridos los colocará en la línea de fuego a medio plazo. Sí en el período de unos años debido a estas restricciones, nuestro vehículo no fuera el más adecuado para nosotros, su valor de reventa se verá afectado seriamente ya que también los será para otros muchos usuarios.

Pero ¿porque no se incluye el consumo en la ecuación? Los diesel consumen menos que los vehículos de gasolina.

A día de hoy está afirmación sólo es correcta parcialmente. Es cierto que a igualdad de potencia habitualmente un vehículo diesel tiene un menor consumo que un vehículo de gasolina. Pero hoy por hoy la mayoría de los fabricantes ofrecen alternativas turbo-gasolina con motores de baja cilindrada. Su consumo y potencia es similar al de los motores diesel. Además, los coches de gasolina no son la única alternativa real. Contamos con la facilidad en muchos fabricante de obtener vehículos GLP, combustible cuyo coste por litro es un 40% mas económico. En un cálculo final será tan, o mas beneficioso que un vehículo diesel. Marcas como Toyota han desarrollado tecnologías híbridas con apoyo de motores eléctricos dando un consumo final en gasolina similar al de los vehículos diesel.

Y sin duda está parece ser la apuesta de aquellos que legislan. La mayoría de estos vehículos híbridos (eléctrico o basado en gas) cuentan con calificación ECO. Las ventajas que conlleva son descuentos en aparcamiento. Menor importe en impuestos de matriculación, y están exentos de la mayoría de restricciones a la circulación por contaminación.

 

 

Así que finalmente ¿Merece la pena comprar un diesel en 2020?

Basado en el concepto que históricamente usamos para justificar la compra de un diesel (consumo) no. Una ligera mejora en este sentido estará penalizándonos en un vehículo agravado por mayores impuestos. Posibles restricciones a la circulación y con tendencia a la devaluación a largo plazo. A día de hoy parece razonable elegir un vehículo híbrido (GLP o eléctrico) como compra a largo plazo. Esto nos permite despreocuparnos por mucho tiempo de este asunto. Al menos, mientras el vehículo eléctrico 100% lo permita, en un escenario donde su llegada a medio plazo tiene unos efectos imprevisibles.

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